Los Derechos Humanos y la Dignidad del Hombre están íntimamente relacionados. De hecho, como exponen autores como Pilar Noriega, los Derechos Humanos son un RECONOCIMIENTO A LA DIGNIDAD HUMANA y un límite al abuso de poder.
Como explica esta abogada mexicana experta en el tema y consultora de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, ya René Cassin, premio Nobel de la Paz, al redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, habló de DIGNIDAD en el Preámbulo de la Declaración, como pilar fundamental y vertebrador de todo el texto:
"... la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la Dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de la familia humana".
Otros pensadores como Carlos Villán Durán (experto en Derecho Internacional de los Derechos Humanos), sostiene que la Dignidad de la persona es la única idea-fuerza que aglutina las diferentes concepciones culturales, filosóficas, políticas, ideológicas, religiosas, morales y sociales presentes en el mundo contemporáneo; de ahí la vigencia de la Declaración.
La Dignidad de la persona radica en su esencia, de ahí el reconocimiento en igualdad y derechos de todos los seres humanos, sin distinción ninguna.
Como explica esta abogada mexicana experta en el tema y consultora de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, ya René Cassin, premio Nobel de la Paz, al redactar la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, habló de DIGNIDAD en el Preámbulo de la Declaración, como pilar fundamental y vertebrador de todo el texto:
"... la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la Dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de la familia humana".
Otros pensadores como Carlos Villán Durán (experto en Derecho Internacional de los Derechos Humanos), sostiene que la Dignidad de la persona es la única idea-fuerza que aglutina las diferentes concepciones culturales, filosóficas, políticas, ideológicas, religiosas, morales y sociales presentes en el mundo contemporáneo; de ahí la vigencia de la Declaración.
La Dignidad de la persona radica en su esencia, de ahí el reconocimiento en igualdad y derechos de todos los seres humanos, sin distinción ninguna.
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